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sábado, 25 de septiembre de 2010

Reflexiones estúpidas

Hola, si estás leyendo esto es porque has caído en la trampa, y eso amigo, puede ser bueno o malo para ti; solo depende de cómo quieras verlo.
Comenzar por decir que eres estúpido, ¡sí! Como lo oyes, eres estúpido, y es normal que lo seas porque si no lo fueras sería preocupante. Nadie se libra de ser estúpido en algo, está claro que no puedes saber todo en esta vida, te puedes especializar en algunas, pero no en todas las materias.
El concepto de estúpido/tonto es usado frecuentemente para insultar, pero ¿realmente estas insultando o estas afirmando algo que efectivamente es verdad?
Sin ir más lejos, tu, ahora mismo estas siendo estúpido al leer esto, porque deberías saber que eres estúpido y sin embargo sigues leyendo esto.
Yo soy estúpida, y nunca he creído que fuera nada del otro mundo.
Una vez me dijeron que no debía decirme tonta ni nada relacionado con adjetivos denigrantes, pero, ¿vamos a ocultarnos toda la vida la verdad? ¿Me voy a sentir mejor ocultándome a mí misma el hecho de no saber ciertas cosas que debería saber o no?
Inteligente puedo serlo, de una manera u otra, pero seguiré siendo tonta en ciertos campos que no quiera tocar o simplemente se me den mal.
Que podemos confundir también esto, me puede costar algo o darse me mal pero puede gustarme.
En ese caso, confirmamos que somos estúpidos, porque si algo nos gusta no debería costarnos, pero sin embargo es así.
Defecto humano, sin duda el ser humano es el ser que más estupideces dice a lo largo del día, ¿no es mejor cerrar la boca? ¿O es mejor dar a conocer nuestra poca seriedad? Opino que cada uno hace lo que quiere con su vida, en mi caso, opino que se tiene que hablar cuando el momento lo exige, sin seguir patrones o reglas establecidas, cuando sea justo y necesario.
Vamos a vivir en la ignorancia y moriremos siguiendo en ella, pero no del mismo modo con el que nacimos, sino con más cosas aprendidas que llevar a la tumba, que servirán para dos cosas:
        No cometer fallos ya hechos por los que ya han ido a la tumba, aunque recalco que la estupidez humana de volver a caer en la misma estúpida piedra.
        Que el dolor que un día marco nuestra vida sea un descanso total con la muerte.
Sigamos con el tema de esa estúpida piedra que siempre, ¿por qué será?, siempre está en el camino; en todos los escritos que leemos o todas las veces que nos hablan los nuestros para decirnos los estúpidos que somos, confirmando aquí mi teoría, hablan de una piedra que está en un camino imaginario, un camino que debemos imaginar. O sea que la vida es como un camino y en ella hay piedras, y casualmente la piedra que estuvo hace unos días en tu camino vuelve a estar justamente delante de ti, la miras y piensas: “esta vez no puede ser la misma, no puedo cometer el mismo fallo”, ¡pero caemos en la trampa! Es la misma, la han salido patas y ha ido hasta ese sitio justamente para tocar las narices y hacer que de nuevo mi teoría de la estupidez sea posible, la estúpida de la piedra se está riendo de ti. ¿Qué hacer? Vale, la gente que me rodea opta por llorar en brazos de los que le rodean en vez de pensar con claridad y tomar decisiones por ellos mismo, ¿que conseguimos exactamente al contar a nuestros seres que una estúpida piedra atentó contra nosotros en un momento de la vida? ¿Qué van a hacer ellos? ¿Arreglar nuestros problemas? NO. Nos van a decir 1º lo estúpidos que somos y 2º que la solución casi siempre es la comunicación.
Por eso, cuando cometo fallos sé que llorar en brazos de personas no es la solución y que cuando me dicen: “Anda cuéntame que te ha pasado” ese es el puto camino largo, si la solución me la doy yo misma y se cual será la respuesta del ser cercano, omito esa escena y paso a la siguiente. Es como un juego de ordenador, si ya te has pasado la pantalla otras veces sabrás todos los trucos para pasar al siguiente nivel e intentaras omitir todo lo posible.
En definitiva, el ser humano es estúpido por naturaleza, que yo comprenda más este lado de ella no significa que sea la excepción, porque no lo soy, simplemente se de lo que hablo por motivos que no son necesarios de explicar en esta aclaración.
Y hablando de dolores, SIEMPRE hay dolor, nunca se va, se esconde y nos ataca con menos intensidad porque la felicidad actúa mas sobre nosotros, vivimos con el dolor constantemente, nos puede atacar en cualquier esquina con una navaja como si fueras por un barrio marginal. Dolor, que palabra más dolorosa, y no solo porque ese sea su significado sino porque el sentirlo produce una sensación horrible y punzante, en definitiva, dolorosa. Ah! Cuidado, la estúpida piedra de la que hablábamos antes produce dolor, lo que hace que a veces estemos confundidos o aturdidos y haga que nuestro error se convierta en un error mayor, lo lógico es dejar que las cosas se enfríen para que cuando sea así tu cabeza piense con la claridad debida y no con la mínima (aunque ya usamos la mínima) parte del cerebro.
Dolor... Piedras... estupideces, ¿qué más pides?
Yo siempre pensé que la vida era un camino lleno de rosas, si, y es cierto, y me di cuenta que las rosas tienen espinas, que se clavan en los pies y duelen, pero aprendes de esa herida que queda, unas veces cuesta más sanarla y otras cuesta menos... otras simplemente no sanan jamás.
Al fin y al cabo son rosas, y las rosas nunca han sido odiadas, así que... ¿por qué odiar al mundo?
Puede que tengamos motivos más que suficientes para odiar al mundo, yo misma admito odiar al mundo, pero hablo de la vida misma, es un regalo que debemos aprovechar para aprender y el día de nuestra muerte quedemos satisfechos por esa vida que hemos llevado, habrán sido buenos y malos momentos, pero siempre quedaran ahí, los buenos quedaran siempre presentes y los malos nos servirán como escarmiento o simplemente nos reiremos de ellos.
Odiar una rosa simplemente por hacernos aprender es un acto egoísta y más echarle la culpa.
No odies a los que te dañaron porque ellos fueron tus mentores, agradéceselo, porque gracias a ellos ahora tú eres más fuerte que ellos.
La vida, es estúpida, no intentes buscarle el sentido a algo que no lo tiene.
Simplemente vívela, y ya llegara la hora de dejar de respirar.


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